Julio C. Penagos-Corzo
Universidad de las Américas Puebla
La historia de la Psicología en México es una historia que tiene que ver con justamente el 20 de mayo, día en que se celebra el día de la psicóloga y el psicólogo en este país. Aunque sea una obviedad, en realidad, esta fecha narra más un contexto que un evento.
¿La Psicología de hoy, la Psicología que hace frente a una pandemia como la del COVID-19, tiene que ver con ese 20 de mayo?
El desafío que tenemos enfrente, sea una pandemia, sea descifrar mecanismos subyacentes a la conducta, demandan un espíritu científico, demandan la ausencia de dogmas y demandan un empuje a dar respuesta con base en la evidencia. Y sí, eso tiene que ver con el 20 de mayo.
Las historias a veces se tejen más desde los visionarios que contribuyeron en su construcción que desde lo que logran o lo que afectan. Si solo observáramos la fecha, quizá sólo sería motivo de congratulación saber que en tal día la psicología toma posición formal como carrera profesional en México. Esa fecha fue elegida porque corresponde al día cuando se expidió la primera cédula profesional o licencia para poder ejercer profesionalmente la carrera de Psicología. ¿El año? 1974.
Pareciera entonces que la psicología en México tiene apenas unos 50 años, pero no es así. Décadas atrás no sólo se enseñaba psicología; ya habían egresadas y egresados en esta disciplina científica. La historia de la Psicología en México, como en varios países de Latinoamérica, a veces da la impresión de ser una historia iniciada de adelante hacia atrás. Por ejemplo, a mediados de la década de los 20 del siglo pasado, la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México (UNAM) ofrecía el Doctorado en Psicología. Casi una década después se ofreció la Maestría en Psicología y no fue sino hasta finales de los 50 que se funda la carrera de Psicología en la UNAM. Sin embargo, en 1947 el Dr. Rogelio Díaz Guerrero es nombrado jefe del Departamento de Psicología del Mexico City College (MCC) (hoy Universidad de las Américas Puebla – UDLAP). Con esta acción se crea el primer departamento en México que ofrece el equivalente a una licenciatura en Psicología. Así, más de 70 años han pasado desde que la UDLAP (antes MCC) fundara el primer departamento de Psicología en México.

Empero, la historia es anterior, pues podemos remontarla incluso al primer curso de Psicología en 1896, por parte de Ezequiel Chávez. También se puede usar como punto de partida la fundación del primer laboratorio de Psicología en el país. En 1902 se anunció la compra de equipos proveniente de Alemania. Enrique Aragón señaló que en 1908 se contaba con el primer laboratorio. Sin embargo, solo hasta 1916 se cuenta formalmente con registro de un laboratorio funcional, a cargo del propio Aragón.
Esto resulta relevante, pues como en muchos países de nuestra América, la Psicología, en sus inicios en las universidades, era frecuentemente un lugar en donde principalmente médicos, psicoanalistas y filósofos instruían y orientaban los contenidos. Por tanto, contar con metodologías propias de la Psicología, independizaba el quehacer psicológico de otras disciplinas, tanto a nivel profesional, como de formación.
El laboratorio de Aragón siguió muchos años con vida. Se reubicó a mediados de los 30 y

todavía durante los 40 ofrecía demostraciones de fenómenos psicofísicos. Al llegar Díaz Guerrero a la UNAM a finales de los 40 e inicios de 50, los laboratorios toman un nuevo impulso, que se vería reflejado en la apertura de más laboratorios entre los 50 y 60. Tales laboratorios ya no sólo estaban dedicados a la demostración psicofísica clásica, sino a temas de psicofisiología y aprendizaje. A lo anterior hay que sumarle el empuje de jóvenes talentos de la época como Ribes Iñesta y Víctor Alcaraz, con el apoyo del Dr. Lara Tapia. Con la visión, talento y motivación de Ribes Iñesta a mediados de los 60 se crea en Xalapa un laboratorio para la investigación del comportamiento en no humanos.
Este legado permite entender la Psicología científica contemporánea en México fuera del ámbito de la especulación, no importa las áreas de la disciplina, sea ésta social, organizacional, clínica o de investigación.
El carácter científico de esos años por lo general permanece en las carreras acreditadas de Psicología en el país y es probable que todas cuenten con algún laboratorio. Puede ser que algunas tengan laboratorios dirigidos a fines más didácticos, ya sea para psicología del desarrollo o entrevista clínica, y otras cuenten con laboratorios que permitan cierta investigación de frontera, sea esta sobre análisis de la conducta o sobre neurociencia, por ejemplo.
Así, el 20 de mayo de 1974 parece una fecha tardía para una primera cédula. En realidad, marca una historia de consolidación, marca la independencia de la Psicología de otras áreas y coincide con una efervescencia por un quehacer científico propio de nuestra disciplina, con nuestras propias metodologías. Un quehacer que ahora puede ponerse al servicio del salud mental, en un momento marcado por la crisis.
Las psicólogas y los psicólogos de México podemos conmemorar este 20 de mayo una historia que fortalece una práctica psicológica basada en la evidencia, y que brinda herramientas que contribuyen al bienestar humano.