Se celebra hoy el día de la psicología boliviana. La fecha conmemora la innauguración, ocurrida en 1971, de la primera carrera de Psicología del país, creada en la Universidad Católica Boliviana San Pablo (UCB), con base en el plan de estudios diseñado por Alberto Conessa, Alberto Seleme e René Calderón (Via Orellana, 2000, p. 53).
Pero desde mucho antes de este episodio culminante de institucionalización la psicología estuvo presente en la enseñanza universitaria boliviana. Por ejemplo, existen registros de cursos de psicología de 1904 en los que se estudiaban las obras de William James y Pierre Janet. En la década de 1940, Juan Capriles, profesor de Neurología y Psiquiatría, incluía en su programa los textos de Emilio Mira y López. En la década de 1950 ya se ofrecía un curso de historia de la psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y para 1959 empezó a operar, también en la UMSA, la primera cátedra sobre la disciplina.
Entretanto, hasta finales de la década de 1960, la enseñanza de la psicología se hallaba dispersa entre cursos de Medicina, Filosofía, Letras, Derecho, Servicio Social y Enfermería, recibiendo, por tal razón, influencias difusas que, a la vez que le permitían enriquecerse teóricamente, entorpecían su desarrollo autónomo. La práctica psicológica estaba igualmente dispersa. El diseño del plan de estudios y la fundación, en 1970, del primer Departamento de Psicología, en la UMSA, permitieron la centralización y una relativa unificación de la enseñanza. La centralización de la atención psicológica y del servicio de orientación vocacional -hasta entonces a cargo de médicos psiquiatras y sacerdotes jesuítas- fue posible gracias a la creación, en 1968, del Centro de Servicios Psicológicos de la UCB.
Todas estas transformaciones respondían a la creciente demanda de recursos humanos cualificados, en un periodo de grandes agitaciones sociales, conflictos políticos y reordenamientos económicos. Algunos años antes, en 1952, el país vivía una revolución que buscaba promover una reforma agraria que pusiese fin a los latifundios heredados del pasado colonial y devolver al Estado la posesión de las minas de plata y estaño, principal recurso mineral del país.

Pero la psicología boliviana, que nació en tempos de contrarrevolución y fuertemente vinculada a una institución cristiana, es hoy bastante diferente. Cuarenta y nueve años después de la creación de la primera carrera de psicología, las psicólogas y los psicólogos bolivianos tienen, seguramente, razones para celebrar. Más allá de lo que la fecha significa en sí misma; más allá de lo que ella representa para la consolidación institucional y el desarrollo de la psicología boliviana, existe el hecho de que el país vive uno de los momentos más dramáticos de su historia reciente, en una compleja crisis institucional en el plano político, agravada por la situación de pandemia que ha sobrevenido este año.
Todas estas grande transformaciones objetivas, todas estas alteraciones sociales, políticas y económicas que hoy tienen lugar en Bolivia, en la medida en que encuentran repercusión subjetiva, abren para psicólogos y psicólogas boliviana todo un abanico de problemas teóricos y de desafíos prácticos que solo una psicología preocupada por promover una formación plural e humanista, como ha sido la tendencia de la psicología boliviana en las últimas décadas, podrá ser capaz de afrontar.
Referencias:
Via Orellana, Félix. (2000). Historia y formación del psicólogo en Bolivia. Rev. Cien. Cult., La Paz, 8, 51-62.
Calderón Jemio, R. (1999). La Psicología en Bolivia. In: Psicología en las Américas. Caracas: Sociedad Interamericana de Psicología.