El 9 de diciembre de 1968 en Chile se promulgó la Ley 17.033 la que daba vida oficial al Colegio de Psicólogos de Chile (Salas y Lizama, 2013). Esta iniciativa, eso sí, ya había sido aprobada días antes, el 25 de noviembre de 1968, pero publicada más tarde en el Diario Oficial. Este proyecto de Ley fue auspiciado en el Congreso Nacional por el Senador democratacristiano José Musalem Saffie – miembro de la Comisión de Educación del Senado de la República- fijando su organización, normativas, propósitos y funcionamiento. De esta manera, la celebración en Chile del día del psicólogo se ha homologado a la creación de nuestro colegio profesional.
Cabe destacar que todavía existe confusión respecto a si la fecha del Día del Psicólogo en Chile es la del 9 de noviembre o la del 9 de diciembre. La primera, podría decirse, tiene una amplia representatividad en muchos profesionales a nivel local, pero como afirma Gonzalo Salas (2011), no existen fundamentos históricos que sustenten dicha coordenada. Como profesionales, los psicólogos chilenos ya estaban interesados en agruparse facilitando la creación del Colegio de Psicólogos. Los protagonistas de esta inicativa fueron los Directores de las Escuelas de Psicología de la Universidad de Chile y Católica, Luis Soto Becerra y Hernán Berwat, respectivamente. Lo mismo que Luis Bravo Valdivieso, presidente de la Asociación de Psicólogos de Chile, organismo anterior a la creación del Colegio.
Sin embargo, la historia de la psicología en el país no puede ser homologada exclusivamente a su costado institucional. Tal como lo afirma María Inés Winkler (2007), la historia de la psicología implica su abordaje como ciencia, disciplina y profesión, campos que recién en los últimos años ha recibido un mayor interés de parte de los investigadores nacionales. Siguiendo a Ana María Jacó (2012), se ha experimentado un interés significativo en la historia de la psicología como un campo de investigación científica en el escenario iberoamericano, traduciéndose en la aparición de un próspero número de publicaciones y grupos de investigadores, los que han rescatado distintas porciones de las historias locales de la psicología como ciencia, disciplina y profesión, generando así un nutrido intercambio científico e iniciativas conjuntas en la materia.
En Chile, por su parte, este tipo de investigaciones recién comienzan a ganar espacio en algunos centros académicos, pero el diagnóstico es claro: “la tarea historiográfica de la Psicología en Chile, ha presentado un exiguo desarrollo, debido a la escasa sistematización de los conocimientos y las investigaciones desplegadas en Chile” (Salas & Lizama, 2009, p. 27). De este modo, como se ve hasta ahora, muchos de los abordajes históricos locales se han centrado en los hitos asociados a la historia institucional de la psicología chilena, representada por la fundación del primer Laboratorio de Psicología Experimental en Santiago en 1908, gracias al plan de mejora a la educación de parte del malogrado presidente José Manuel Balmaceda en 1889 y su reconocida influencia europea, la fundación de la carrera de Psicología en las Universidades de Chile y Católica en la década de 1940 y el impacto de la expedición de la Ley General de Universidades de 1981 en la enseñanza de la psicología a nivel nacional (Salas & Lizama, 2013). Además, señala un autor, “En Chile, cuando se enseña los orígenes y el desarrollo de la psicología, se enseña la historia estadounidense y europea y no se transmiten las experiencias propias ni se ofrece un recuento histórico chileno. Son muy pocos los autores que han investigado el tema y varios de los escritos presentan impresiones y contradicciones” (Pizarro, 1997, p. 2), desprendiéndose, en consecuencia, la necesidad de profundizar en esta área de investigación, ganando, de seguro, mayor precisión e identidad. La influencia de estos factores, en consecuencia, ha hecho muy compleja la tarea de realizar una reconstrucción histórica disciplinar.
Sin embargo, a pesar de que existe una fuerte impregnación de estas tradiciones historiográficas en las aproximaciones históricas sobre la psicología en Chile, hoy se destacan abordajes más críticos, renovando el panorama investigativo. De ahí, es indispensable hacer referencia a los trabajos que María Inés Winkler ha realizado, recuperando los aportes que muchas mujeres han hecho a la psicología chilena, víctimas de una invisibilización facilitada por los principios que rigen la construcción histórica de la disciplina, a partir de sesgos de género, los que están condicionados, a su vez, por el momento histórico, social y político de la época. Así Winkler (2007) rescata en sus trabajos los aportes científicos de muchas mujeres, profundiza en sus biografías y revela cómo el contexto de época incidió en sus trayectorias profesionales. Más aún, sus investigaciones tienen un aporte adicional: incluyen una mirada transcultural, ya que compara los aportes de mujeres de Chile, Argentina y Estados Unidos de América generando un abordaje amplio.
Por otro lado, el estudio de la historia de la recepción de las ideas freudianas en Chile, mostró que el campo de las “disciplinas psi” – que Alejandro Dagfal (2009) lo define como el conjunto de discursos o disciplinas que, en términos generales, se ocupe de “lo psicológico” en términos amplios, cruzando los destinos de disciplinas tan diversas como la psicología, la psiquiatría y el psicoanálisis- en Chile tenían una fructífera vida a nivel nacional mucho antes de su institucionalización, impactando de manera significativa la vida cotidiana de los chilenos y chilenas a través de fuertes iniciativas de divulgación (Ruperthuz, 2013). Así, categorías analíticas tales como: “vida psíquica”, “sexualidad infantil”, “Complejo de Edipo” y la “sublimación”, entre otras, se combinaron e integraron a las acciones educativas preventivas del Estado, las que tenían la misión de instruir al público nacional.
La fortalización de la población en términos físicos y psíquicos para salvar la raza chilena de los vicios que afectaban al país (alcohol, enfermedades venéreas, el aborto clandestino, entre otras) a través de la acción del Estado, tal como lo reflejan los planes y acciones de muchos de los Gobiernos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX – independientes de su signo político-, evidencian la íntima relación entre el mundo político y los saberes especializados o “eruditos”, fomentando estilos de vida particulares, sostenidos en valores de corte nacionalista, los que conformaban un proyecto de país (Ruperthuz, 2012). Para Fernández (2003) las elites políticas y médicas, incorporaron teorías (no sólo de corte freudiano) y técnicas psicológicas (como la psicometría, por ejemplo), dentro de su arsenal conceptual promoviendo y reforzando imágenes sociales de lo que debería ser la familia, la crianza, la acción de los padres y el papel de la mujer en esa labor.
Todo lo anterior, comienza a perfilar un problema de investigación de mucha importancia, el que ha sido abordado en otras latitudes y que no tiene precedentes en Chile: La historia de la psicologización de la familia, donde se evidencia un proceso histórico de conformación de un cúmulo de conocimientos, discursos y prácticas sobre la familia y sus componentes a partir de términos psicológicos. Ejemplos a seguir son las investigaciones de Ana María Talak y cols. (2008) y Philip Cushman (1995) en la Argentina y Estados Unidos de Norteamérica, correspondientemente. Estos trabajos muestran el paso del conocimiento especializado de la psicología al mundo público – tal como lo refieren Nicolás Viotti (2013), Sherry Turkle (1979) y Serge Moscovici (1979), involucrando originales procesos de recepción, apropiación y circulación de los saberes psicológico, por “vías eruditas” y “no eruditas”, para resolver problemas de preocupación nacional, ofreciendo soluciones que testimonian representaciones sociales relacionadas al género (lo que los hombres y mujeres deben ser, hacer o comportarse), la ciencia (su papel y misión), la educación (su fundamento y labor social) y la familia (qué es una familia y qué no es una familia). Ejemplo son las declaraciones de Samuel Gajardo Contreras, primer Juez de Menores de Santiago (1955): “Pero, no basta que el padre conozca a su hijo. Es, además, necesario que sepa educarlo; o, mejor dicho, dirigir su educación. Claro es que no podrá hacerlo si no conoce y no sabe psicología infantil; pero, siendo instruido en esta materia, le será necesario poseer ciertas normas generales de educación, porque psicología y educación no son términos que se identifican. Psicología es ciencia. Educación es el arte de aplicar esa ciencia con un propósito determinado” (Gajardo, 1955, pp. 8-9).
Todo lo anterior, abre un amplio panorama por-venir que si logra ser productivo en términos investigativos podría mostrar que la historia de la psicología en Chile fue y es un fenómeno complejo, amplio y abierto a las influencias sociales, políticas y económicas de cada época. Por último, trabajos en esta línea permitirían acercamientos cada vez más críticos, permitiendo revisar críticamente nuestra identidad y relatos “oficiales”.
Referencias
- Bravo, L. (1994). “Cincuenta años de psicología en la Universidad Católica”, Psykhe, 2004, Vol. 13, núm. 1, pp. 197-204.
- Cushman, P. (1995).Constructing the self, Constructing America. A Cultural History of Psychotherapy. New York: Da Capo.
- Ligueño, S., Parra, D., Mondaca, L., Laborda, M. (2010). “La psicología en la Universidad de Chile: Antecedentes históricos y trayectoria de la carrera en el periodo 1947-1992) en Laborda, M. & Quezada, V. (2010). Notas históricas de la psicología en Chile. Santiago: Universitaria.
- Moscovici, S. (1979). El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires: Huemul.
- Pizarro, C. (1997). Imprecisiones en los recuentos históricos de la psicología chilena. Revista Chilena de Psicología, 18(2), 53-57.
- Ruperthuz, M. (2013). Freud y los chilenos: historia de la recepción del psicoanálisis en Chile (1910-1949). Tesis para optar al grado de Doctor en Psicología. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela de Psicología.
- Ruperthuz, M. (2012). The ‘Return of the Repressed’: The role of sexuality in the reception of psychoanalysis in chilean medical circles (1910s–1940s), History & Psichoanalysis, 2, pp.285-296.
- Salas, G. (2012). “La influencia europea en los inicios de la psicología en Chile”, Interamerican Journal of Psychology, 46(1), pp. 99-109.
- Salas, G. & Lizama, E. (2013). “Historia de la Psicología en Chile (1889-1981). La Serena: Universidad La Serena.
- Talak, A. y cols. (2008). “La psicologización de la sexualidad en la Argentina (1900-1970)”, Anu. Investig., 2008, Vol. 25, pp. 169-1977.
- Turkle, S. (1981). Freud´s French Revelution. California: MIT.
- Viotti, N. (2013). “De la expertirse psi a la psicologización de la vida cotidiana. Una mirada desde la nueva gestión espiritual del bienestar”, [online] Disponible en Culturas Psi: http://www.culturaspsi.org/index.php/blog/92-de-la-expertise-psi-a-la-psicologizacion-de-la-vida-cotidiana-una-mirada-desde-la-nueva-gestion-espiritual-del-bienestar
- Winkler, M.I. (2010). “Praxis y ética en la psicología comunitaria: Representaciones sociales de usuarias y usuarios de programas comunitarios en la Región Metropolitana”, Psykhe, 19(1), pp. 31-46.